Opinión | En Corto | Teocaltiche: la derrota de Pablo Lemus
Mientras la sangre corría por las calles de Teocaltiche y Villa Hidalgo, el gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, seguía ocupado en sus aspiraciones políticas con su silencio cómplice.
Por Raúl García Araujo
Mientras los pobladores eran asesinados, secuestrados y desaparecidos, el secretario de Seguridad Pública del estado, Juan Pablo Hernández, se dedicaba a lanzar discursos vacíos sobre “estrategias” que nunca fueron vistas y menos sentidas por los habitantes de esos municipios. Y, por supuesto, los “resultados” nunca llegaron.
Desde el 19 de febrero, cuando las Comisarías de Teocaltiche y Villa Hidalgo fueron intervenidas, ambos municipios fueron tomados de manera abierta, brutal y sostenida por el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). No se trató de una presencia aislada, sino de una ofensiva criminal, devastadora, en toda regla: dieciocho muertos, entre ellos el director de la policía local, Ramón Grande Moncada, y el activista Juan Pablo Alonso.
¿Qué hicieron las autoridades estatales ante semejante masacre? Nada. Mientras las familias lloraban a sus muertos, Lemus y Hernández administraban los daños del desastre desde la distancia, cómodos en sus oficinas, mirando hacia otro lado.
El despliegue de la Policía Estatal, por su parte, fue más bien una puesta en escena, una farsa, sin objetivos, por lo que nunca logró resultados concretos. La policía estuvo presente en la zona, sí, pero no detuvo a nadie, no desmanteló ninguna célula criminal. Los criminales del CJNG se movían a sus anchas, como si la región fuera suya, como parece lo es porque en ese momento, la única presencia palpable en la zona no era la del gobierno de Jalisco, sino la de los narcotraficantes que tomaron el control sin ningún obstáculo.
La llegada, el pasado fin de semana, de la Guardia Nacional y el Ejército a la región, con cerca de 40 unidades, trajo un respiro, una esperanza para la población que ya había sido aplastada por el terror durante demasiado tiempo. La gente salió a las calles, por fin con algo de confianza, pensando que tal vez, por fin, la pesadilla podría terminar. Pero esa pequeña esperanza no cayó bien en quienes se beneficiaban de la violencia: el crimen organizado y, posiblemente, en aquellos que dentro del poder, prefieren mirar para otro lado.
No pasó mucho tiempo antes de que las reacciones comenzaran. Aparecieron mantas acusando a elementos de la Guardia Nacional de estar coludidos con los criminales. Lo que resulta aún más escandaloso es que esas mantas tienen el mismo formato, la misma tipografía, el mismo diseño, que las que se colocaron previamente, aquellas que “agradecían” la presencia de la Policía Estatal.
¿Una casualidad? Difícilmente. El mensaje es claro: el mismo grupo de actores, tal vez los mismos cómplices, intentan manipular la percepción pública y desprestigiar a quienes, finalmente, están actuando para proteger a los ciudadanos.
El colectivo «Frente Teocaltiche Por Nuestra Gente» ha sido claro al respecto: esas mantas no fueron colocadas por la comunidad, no representan el sentir ni la voluntad del pueblo. Más bien, son una maniobra para confundir, desinformar y desvirtuar la verdad. Son una táctica para deslegitimar a los que intentan recuperar el control en una región que ya estuvo perdida por completo durante meses.
Lo que queda al descubierto, una vez más, es la colusión, en el mejor de los casos, por omisión. Porque cuando un gobierno se niega a actuar, cuando sus responsables de seguridad se ocultan tras discursos vacíos y promesas incumplidas, y cuando los criminales se mueven libremente sin el mínimo obstáculo, la frontera entre incompetencia y complicidad se difumina fácil y peligrosamente.
Pablo Lemus ha dejado claro, con sus actos y omisiones, que le importa más jugar a la política y participar en el juego del avestruz cuando los problemas de inseguridad se multiplican ante sus ojos. El gobernador de Jalisco prefiere ignorar la realidad y refugiarse en la inacción, dejando que los crímenes se apoderen del territorio y las víctimas se multipliquen.
Por su parte, Juan Pablo Hernández, el secretario de Seguridad Pública, ha sido un espectador mudo ante el baño de sangre en Teocaltiche y Villa Hidalgo. No ha movido un dedo, no ha ofrecido soluciones efectivas, y mucho menos ha mostrado algún tipo de liderazgo. Su inacción, motivada o no, y su falta de respuesta han dejado claro que, en su visión, el problema de la violencia no es una prioridad, mucho menos la seguridad de los jaliscienses.
Jalisco está bajo el control de un gobierno ausente, que prefiere jugar con la imagen pública en lugar de ofrecer soluciones reales a la creciente ola de violencia que azota el estado. Este es un gobierno inoperante, que ha dejado que la delincuencia crezca y se establezca sin control. La pregunta es clara y urgente: ¿cuántos muertos más harán falta para que Lemus y Hernández se tomen en serio su responsabilidad?
Este gobierno no solo ha fallado, ha traicionado a los jaliscienses. Y si el gobernador y su secretario de Seguridad continúan mirando hacia otro lado, la cuenta de víctimas seguirá creciendo. Es hora de que la ciudadanía haga oír su voz y exija un cambio real en la seguridad de Jalisco. Porque, hasta ahora, lo único claro es que quienes deberían protegerlos, han decidido no hacerlo.
En Cortito
Nos cuentan que sigue la anarquía en la alcaldía Coyoacán en la Ciudad de México con los ambulantes ante la «complacencia» del desgobierno de Giovanni Gutiérrez. Y ya salió el peine de porque los ambulantes salen de un día para otro y toman las banquetas y vialidades, incluso las más importantes, como todo Avenida Aztecas y calles que la atraviesan, arrojando a los peatones al arroyo vehicular. El peine es que Giovani trae una «cruzada extorsiva» con estos personajes, a quienes están pidiendo moches, dependiendo el sapo la pedrada, pero esto va desde los cinco mil a los pequeños hasta los 50 o 100 mil a los grandes. Esto ya ha generado reacciones de los comerciantes establecidos, los ambulantes, como no pagan impuestos, se someten fácilmente a las «peticiones» de la gente de Giovanni Gutiérrez.
Periodista mexicano | Twitter @araujogar
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